Pues mi hermano pequeño y yo la veíamos todas las noches a la hora de cenar y nuestra madre no nos dejaba verla entera los días de diario, porque al día siguiente teníamos que madrugar para ir al colegio y no ir medio dormidos porque si no la profe nos ponía en vez de un diez, un cero patatero.
Pero yo con Merlín el encantador me echaba unas risas o unas carcajadas del 14 y cuando iba a las clases de euskera en el colegio de primaría que hay en mi barrio y con mis amigos y mis amigas me echaba unas risas del 19 y el profesor de euskera
cogía unos cabreos del 32 y nos daba unos buenos tortazos en toda la boca y a veces unas buenas collejas en toda la nuca.
A que os ha gustado que hable de Merlín el encantador en mi blog de cosas de nuestra infancia.
En la próxima entrada voy a hablar de Antz ( hormigaz ).
Un saludo y hasta el martes y el miércoles.
